Stanley trabajaba para una compañía en un gran edificio donde era el empleado 427. El trabajo del Empleado 427 era simple: se sentaba en su escritorio en la habitación 427 y presionaba botones en un teclado. Las órdenes venían a él a través de un monitor en su escritorio, diciéndole que botones presionar, por cuánto tiempo presionarlos, y en qué orden. Esto es lo que el Empleado 427 hacía cada día o cada mes de cada año, y aunque otros lo considerarían insoportable, a Stanley le deleitaba cada momento que las órdenes vinieran, como si hubiera sido creado exactamente para este trabajo.
Y Stanley era feliz.